giovedì 2 settembre 2010

ATANDO DE MANOS LA LIBERTAD: ley que obliga a las radios a poner un 20% de música chilena.





El miércoles 1 de septiembre en la Cámara de Diputados se aprobó un proyecto de ley que exige que las radioemisoras nacionales reserven obligatoriamente un 20% de programación a música de autoría o interpretación de chilenos (al comienzo se quería también obligar a poner un 5% de música chilena folclórica).



El debate no se ha dejado esperar. Por una parte, están la mayoría de los artistas. Sobretodo aquellos asociados a la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), quienes creen que una ley que incentiva y permite una mayor difusión de la música chilena es siempre bien recibida. En el grupo del frente están quienes consideran la ley como una imposición autoritaria y creen que la música debiera ganarse su espacio por la calidad de la misma y no por su procedencia. En este último grupo se encuentran sobretodo los radiodifusores chilenos, dueños de radio y programadores que trabajan en las más de 1.200 radios que funcionan en Chile, representados la mayoría por la Asociación de Radiodifusores chilenos (ARCHI), que creen que esta limitación a la libertad de desarrollo de la actividad económica, y de libertad de expresión, es una señal clara de debilitamiento de las libertades de la ciudadanía.
Este es un proyecto de ley impulsado por el diputado Enrique Estay (UDI) en junio de 2009, y que se aprobó con 55 votos a favor, 27 en contra y 21 abstenciones. Siendo justos, el proyecto de ley no tiene colores políticos sino que es apoyado por un grupo transversal de parlamentarios. Se inspira además en el artículo 15 de la ley 19.928, ley de fomento de la música del 31 de enero de 2004.



Esta ley no es ninguna novedad en el mundo con ejemplos de países como Francia, Bélgica y países Latinoamericanos, como México (50%), Argentina (30%) y Brasil (50%). Lo mismo ocurre con Venezuela (recordar que en 1975 ya tenía el 1x1, con que se imponía el 50% de música venezolana), capital de la “democracia de las imposiciones”. Pero yo no se si copiar a los otros países resulte muy inteligente. En el caso venezolano se trata de la ley de responsabilidad en radio y televisión (RESORTE), o mejor conocida como la “ley mordaza” que no solo se limita la programación sino los contenidos, por ejemplo, en uno de sus polémicos artículos (14°) establece que:

Los prestadores de servicios de radio y televisión deberán difundir, durante el horario todo usuario, un mínimo de tres horas diarias de programas culturales y educativos, informativos o de opinión y recreativos dirigidos especialmente a niños, niñas y adolescentes, presentados acordes con su desarrollo integral, con enfoque pedagógico y de la más alta calidad. En la difusión de estos programas se deberá privilegiar la incorporación de adolescentes como personal artístico o en su creación o producción / Los prestadores de servicios de radio y televisión deberán difundir diariamente, durante el horario todo usuario, un mínimo de siete horas de programas de producción nacional, de las cuales un mínimo de cuatro horas será de producción nacional independiente. Igualmente, deberán difundir diariamente, durante el horario supervisado, un mínimo de tres horas de programas de producción nacional, de los cuales un mínimo de una hora y media será de producción nacional independiente. Quedan exceptuados de la obligación establecida en el presente párrafo los prestadores de servicios de radiodifusión sonora y televisión comunitaria de servicio público, sin fines de lucro / En las horas destinadas a la difusión de programas de producción nacional independiente, los prestadores de servicios de radio o televisión darán prioridad a los programas culturales y educativos e informativos.



Por eso, el argumento de que los demás países lo han hecho, no tiene mucho peso, por el contrario, si copiáramos todas las estupideces que hacen los demás podríamos los chilenos tener que sufrir guerras inventadas contra países enemigos, y justificarla en que los otros lo han hecho.

Entonces, ¿Qué pasó? algún diputado de derecha por primera vez escuchó a Víctor Jara, y se emocionó tanto que tuvo que inventar esta ley. La realidad es que tenemos que responder la pregunta central: ¿Esta mal incentivar la música chilena? ¿Debemos incentivar la música chilena?, y no solo eso, ¿Podemos proteger, incentivar, y fomentar el arte chileno?

POR SUPUESTO QUE SI. Creemos que es deber primordial del Estado chileno (entiéndase todos los órganos públicos) a través de las políticas públicas incentivar el producto chileno, promoverlo y fomentarlo. Pero no solo eso, sino que también en el mejoramiento de su calidad, para la difusión de un producto más exportable. Por lo demás la música chilena es muy buena, de muy buena calidad y merece ser escuchada por nuestros compatriotas.



Pero eso NO quiere decir que en vistas de ese noble fin, sea conveniente limitar las garantías constitucionales y la libertad de los radiodifusores. El fin no justifica los medios. Por que si no, ¿Dónde paramos?, ¿Por qué no meterle un porcentaje a las películas chilenas?, ¿Por qué no meterle un porcentaje a la pintura chile?, ¿Por qué no meterle un porcentaje la televisión? Y mejor no paremos ahí, si todo esto es por proteger al producto nacional, por qué no extenderlo a la fruta, al pan chileno, al baile, a la ropa, a los libros, y a todo cuanto venga de Chile, ¿Por qué?, ¿Por su calidad? No amigo mío, por que es chileno.



Además recordemos que en el caso específico de la música ni siquiera hay mediciones exactas de cuanta es la música chilena que se escucha en las radios. Ni siquiera es la radio el principal emisor de la música chilena, ya que hay otros canales comunicacionales como internet, la televisión, y las discográficas que tienen un papel importantísimo en su promoción y difusión a los individuos ¿Los vamos a obligar a tener música nacional también? No me extrañaría que los artistas nacionales digan que si, ya que es fácil tener un empujoncito gratis en todos los medios, obligando a otros a sufrir las consecuencias.

Pero recordemos que fomentar el producto chileno no creemos que sea malo, sobretodo en el arte que representa no solo un producto, sino la cultura de un pueblo, la voz de un país que se quiere comunicar. Pero la forma de hacerlo determina la inteligencia de la medida. En vez de intentar amarrar de las manos a las difusoras, propónganles incentivos tributarios, ayuda en las inversiones en caso de que sean realizadas en productos chilenos. Lo mismo en las empresas que auspician dichas iniciativas. Por eso, si elegimos invertir en el producto chileno, bienvenido sea,



¡¿Pero por qué carajo me obligan a hacerlo?!

Algunos podrían responder que se intentó estimular, pero que no resultó, como cuando en su momento, se intentó incentivar a las radios con campañas como Ojo con la Música Chilena, iniciativa que no entregó los resultados esperados. Bueno, sean creativos, sino funcionó, fue por algo. Incentiven mejor, sean más inteligentes para fomentar las artes chilenas, y los productos nacionales en general. Repetimos, fomentemos el producto nacional con fondos especiales si es necesario (cuestión que es bastante discutida), con incentivos tributarios, e inversiones conjuntas del gobierno (a través del ministerio de cultura, del CNTV, etc.). Pero no coartemos a nuestros empresarios radiodifusores en el número de canciones que tienen que poner, porque con ese razonamiento no sabemos donde vamos a parar. Y por que finalmente se le coarta la opción del individuo que tiene quiere elegir la radio que quiere escuchar, porque ese pobre individuo, cansado del trabajo, cansado del día y de la vida, cuando a las 7 de la tarde quiere escuchar una buena canción de Elvis, o de los Beatles, va estar obligado a escuchar un 20% de música que si bien puede ser muy buena, él está obligado a escuchar, como un niño a quien se le da el colado en la boca.

Por eso, nuestra opción es por incentivar la música chilena, no obligar, no imponer la cultura nacional, medida que no calza con la sociedad democrática que queremos promover, y más bien nos recuerda las políticas dictatoriales de los gobiernos autoritarios de antaño.

1 commento:

  1. A mi me parece lógico que las radios esten obligadas a transmitir música chilena, en especial si se considera que el espectro radioeléctrico es propiedad de todos los chilenos y me parece una contraprestación adecuada al uso de este.

    Además, siempre recelo de los argumentos que abogan por mejorar la calidad de la cultura, porque, ¿quién decide que algo es mejor que otra cosa? ¿Isabel Allende es mejor que Neruda? ¿o viceversa?

    Saludos,
    PD; Hay que juntarse a jugar un poolcito un día, ya que tienes mesa en tu casa, presumo que sabes pegarle a las bolas XD

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