Christopher Johnson McCandless (12 de febrero de 1968 -18 de agosto de 1992) fue un estadounidense que murió cerca del Parque Nacional Denali, luego de caminar solo en medio del desierto de Alaska con escasa comida y equipo. Jon Krakauer escribió un libro sobre su vida, ‘Into the Wild’, en 1996, y que inspiró en 2007 un film dirigido por Sean Penn, protagonizada por Emile Hirsch.
La historia de este joven norteamericano, habla de alguien buscando su ser más propio, la intensa vitalidad del hombre para dominar con su cabeza y sus manos la naturaleza norteamericana, bajo el nombre de Alexander Supertramp. La historia contada por otros (en este caso, varias personas de Alaska, y el guardaparques Peter Christian del Alaskan Park) sólo recuerda a un joven boludo romántico como tantos otros, tonto e irresponsable que por negligencia estúpida (no tenía ni mapa del lugar, porque podría haber encontrado otra pasada del río, y una zona de abastecimientos) se murió de inanición, solo en un bus, en pleno verano de Alaska.
Pero lo importante es la idea. Buscando rutas salvajes. Coger la bolsa, quemar lo que sobra (en este caso Alexander quema el dinero, el resto lo envía a caridad, pero podría ser otra cosa, el ocio, la vanidad, la pelotudez, la ignorancia, los lujos), e ir a aventurarse a lo más intenso de la vida, del mundo, para encontrar lo más hondo del ser. Encontrarse a uno mismo en lo salvaje, lo inhóspito, lo nuevo.
Lo bueno es que no hay que ir a Alaska, al Asia Oriental, o viajar miles de km. para hacer tal viaje, para buscar tal contemplación.
Para partir el viaje lo primero es cambiar el programa. ¿Que programa? Ese que te planeaste toda tú vida, buena casa, familia linda, la esposa soñada, el marido exitoso, los hijos más inteligentes, la casa en la playa, los viajes por el mundo, el auto cómodo, las tardes tranquilas tomando un whisky con la canción de Lou Reed atrás: "It's just a perfect day". Ahora, ¿Por qué lo cambio? ¿Por qué no puedo tener eso si lo soñé? Y no es que no podamos tener eso, el asunto es más importante y profundo que esto, es sacarse de la cabeza que tenga que ser así.
Triunfar en tierras inhóspitas significa probar la inseguridad del no saber que hacer, perderle el miedo a la (sensata) incertidumbre del próximo día. Y si me sale un hijo con una enfermedad grave ¿qué? y si se muere mi marido y dos hijos ¿cómo? y si el marido que tengo no es el más exitoso ¿no era tan inteligente? ¿qué hacer? y si el trabajo que podías hacer (ganando el triple, con éxito, más entrevistas, y mayor lujo), lo dejaste porque creías que hacía falta ayudar a tantos que no tenían lo mínimo, y tú les cambiaste la vida (sacrificando tantos beneficios para ti, por cierto) Y si quieres tener 9 hijos, pero ¡¿la plata no te alcanza?! o si quieres tener 2, pero solo te da para 1, tú señora está esperando guagua, y no te da el espacio para otra más, ¿que hacer? O si tú vecino sabes que no puede tener un programa de vida como tú, porque lo único que hace es sobrevivir ¿le tocarás el timbre? O si tú hermano (el cacho, todas las familias tienen a uno) invade tu vida perfecta, ¿lo vas a dejar esperando? Y si ya no tienes el auto, se fue la casa, y las vacaciones, si los hijos no salieron tan educados, ni tan inteligentes como pensabas, si tus equivocaciones, fueron tantas, y ya no se pueden cambiar, Y si nunca fuiste el futuro presidente, el gran papá, o el mejor hijo.. ¿Qué hacer?
La búsqueda por tierras salvajes no es solo un viaje, sino que implica también un encuentro y una actitud. El primero es un encuentro con uno y con algo otro (o alguien-otro).
Este juego entre los diferentes encuentros y la actitud no se si tendrá un orden, o si se da de forma diversa, pero intentaré explicar mi punto.
Un primer encuentro, tal vez más fácil según mi parecer de poder enfrentar (porque es casi inevitable que me encuentro de frente a la realidad), es el encuentro con el hábitat, el medio ambiente, porque la inteligencia (aplicada) seguro puede ayudarme a entender, comprender, y aplicar lo mejor para mi y para lo que me rodea (un ejemplo simple es que viendo la tierra, puedo aprender a cultivar, replantar, y también subsistir). Así, existirán diferentes tipos de medios, de diferente índole, y así también, unos más difíciles que otros de subsistir, aprender, dominar, y ser feliz.
Luego, otro encuentro, (búsqueda que algunos no logran hacer en toda la vida) será buscar la felicidad de uno mismo en todo lo que hago. Conocerse, implica también aprender a controlarse, buscar lo que me es bueno o malo, mis gustos y mis conquistas. Si alguien le gusta la literatura, pero estudia derecho, al parecer no se es fiel a uno mismo. Si él que le gusta tratar bien a los demás, los trata mal, significa que no se controla a sí mismo. Si el que dice que le gusta esto, pero le gusta lo contrario a esto también, significa que todavía no se comprende a si mismo, ni a terminado su búsqueda por el verdadero yo.
Otro encuentro (tal vez se hace aún más difícil, por la lejanía, pero puede ocurrir lo contrario) será buscar la felicidad de otros, el bien de otros, en todo lo que hago.
¿Por qué debo hacerlo? porque eso significa vivir en sociedad, que uno no vive solo sino con otros, y uno no busca el mi-bien, sino nuestro-bien. Por tanto, si me gusta vivir en sociedad, y me hace feliz vivir en sociedad (por que sino no lo haría) resulta un poco obvio, que me debe gustar, y así buscar, el bien del otro. Sino no resultaría lógico vivir y hacer sociedad, a menos que sea solo un constante aprovechamiento de todos nosotros, pero entonces ya no hablaríamos de “sociedad” (otra discusión).
Este es un terreno salvaje, complicado. Hay un otro-ser que no se lo que piensa, no se lo que quiere verdaderamente, pero ¿yo tengo que confiar en él, ella? yo tengo que actuar en mi vida pensando siempre en el bien de ellos, ellas (¿y no los conozco?, ¿Cómo?, ¿Por qué?).
Si consolidamos la victoria en esta tierra de nadie se logra un poder impresionante, porque ya no se actúa solo por uno, sino por todos. Buscar mi felicidad, haciendo el mayor bien que pueda hacer, para buscar el bien de los demás. Seguro no se trata de cantidad, sino de cualidad. Si uno cree que el mejor y mayor bien que puede hacer es siendo el mejor papá que pueda, y el mejor empresario, esta bien, la prudencia de juzgar está en uno, pero no se puede hacer trampas, porque ahí no se es fiel ni con uno ni con los demás.
Por último hay una última búsqueda que es más difícil que ninguna otra. Explicarse el otro, o lo otro que me crea. Preguntarse el donde vengo, que no es preguntarse por mí como se hacía antes, sino preguntarse por un (alguien o algo) otro que inicia todo. Sacar respuestas racionales sobre esto, es difícil pero hay que hacerlo.
Y luego por último está la fe. Este es el encuentro y la búsqueda más inhóspita. Creer firmemente, y así confirmar razonadamente, algo que no tengo seguridad no tiene mayor entrega, por eso "dichosos los que han creído sin haber visto”. Esto hace a la fe, en un cierto sentido, peligrosa. Así, hay que cuidarse si en lo que se cree no hay razón (razonabilidad) y prudencia, o no hay bondad. Así el que cree (sin saber) que hay un Dios que lo ha enviado a matar a 100 personas, será difícil pararlo. Lo mismo en otras cosas. Cuidarse de los falsos profetas, también es cuidarse de quien fi(d)arse, de quien creer (así cuando creemos tantas cosas de geografía le creemos al geógrafo y no al novelista). Si uno logra plenitud en esta búsqueda el poder del hombre no tiene ningún límite (por eso hay que ser cuidadoso sobretodo en la última búsqueda). Si se obtiene la mayor felicidad de uno, haciendo todo en vista del bien de los demás, en conformidad con todo lo que uno cree (así por ejemplo, si uno es cristiano, hará todo el bien por amor, y en imitación de Cristo, hijo de Dios); ese hombre es básicamente imparable.
Por lo mismo, no habrá (y aquí es porque yo soy católico que creo firmemente esto) hombre más bueno que el Santo (que hace todo el bien por los demás, viendo en ello el amor de Cristo, y es lo que le da mayor felicidad), y hombre más peligroso que el fanático (así quien cree que si mata a 3.0000 personas hace el mayor bien para todos, le da su mayor felicidad, y es conforme a un Dios, o a lo que cree).
Viajar por tierras salvajes, buscarlas y pretender triunfar y ser feliz en ello implica tomar una actitud de vida donde se tenga en vista las cosas por las que vale la pena sufrir, seguir, sacrificar, y tomar decisiones en el día a día (con la incertidumbre) de la vida.
La vida es el viaje más inhóspito, y así, el Alexander Supertramp que este dispuesto a andar debe estar preparado a enfrentar las tierras salvajes, y dar lo mejor para sacarle el provecho a cada una.
La historia de este joven norteamericano, habla de alguien buscando su ser más propio, la intensa vitalidad del hombre para dominar con su cabeza y sus manos la naturaleza norteamericana, bajo el nombre de Alexander Supertramp. La historia contada por otros (en este caso, varias personas de Alaska, y el guardaparques Peter Christian del Alaskan Park) sólo recuerda a un joven boludo romántico como tantos otros, tonto e irresponsable que por negligencia estúpida (no tenía ni mapa del lugar, porque podría haber encontrado otra pasada del río, y una zona de abastecimientos) se murió de inanición, solo en un bus, en pleno verano de Alaska.
Pero lo importante es la idea. Buscando rutas salvajes. Coger la bolsa, quemar lo que sobra (en este caso Alexander quema el dinero, el resto lo envía a caridad, pero podría ser otra cosa, el ocio, la vanidad, la pelotudez, la ignorancia, los lujos), e ir a aventurarse a lo más intenso de la vida, del mundo, para encontrar lo más hondo del ser. Encontrarse a uno mismo en lo salvaje, lo inhóspito, lo nuevo.
Lo bueno es que no hay que ir a Alaska, al Asia Oriental, o viajar miles de km. para hacer tal viaje, para buscar tal contemplación.
Para partir el viaje lo primero es cambiar el programa. ¿Que programa? Ese que te planeaste toda tú vida, buena casa, familia linda, la esposa soñada, el marido exitoso, los hijos más inteligentes, la casa en la playa, los viajes por el mundo, el auto cómodo, las tardes tranquilas tomando un whisky con la canción de Lou Reed atrás: "It's just a perfect day". Ahora, ¿Por qué lo cambio? ¿Por qué no puedo tener eso si lo soñé? Y no es que no podamos tener eso, el asunto es más importante y profundo que esto, es sacarse de la cabeza que tenga que ser así.
Triunfar en tierras inhóspitas significa probar la inseguridad del no saber que hacer, perderle el miedo a la (sensata) incertidumbre del próximo día. Y si me sale un hijo con una enfermedad grave ¿qué? y si se muere mi marido y dos hijos ¿cómo? y si el marido que tengo no es el más exitoso ¿no era tan inteligente? ¿qué hacer? y si el trabajo que podías hacer (ganando el triple, con éxito, más entrevistas, y mayor lujo), lo dejaste porque creías que hacía falta ayudar a tantos que no tenían lo mínimo, y tú les cambiaste la vida (sacrificando tantos beneficios para ti, por cierto) Y si quieres tener 9 hijos, pero ¡¿la plata no te alcanza?! o si quieres tener 2, pero solo te da para 1, tú señora está esperando guagua, y no te da el espacio para otra más, ¿que hacer? O si tú vecino sabes que no puede tener un programa de vida como tú, porque lo único que hace es sobrevivir ¿le tocarás el timbre? O si tú hermano (el cacho, todas las familias tienen a uno) invade tu vida perfecta, ¿lo vas a dejar esperando? Y si ya no tienes el auto, se fue la casa, y las vacaciones, si los hijos no salieron tan educados, ni tan inteligentes como pensabas, si tus equivocaciones, fueron tantas, y ya no se pueden cambiar, Y si nunca fuiste el futuro presidente, el gran papá, o el mejor hijo.. ¿Qué hacer?
La búsqueda por tierras salvajes no es solo un viaje, sino que implica también un encuentro y una actitud. El primero es un encuentro con uno y con algo otro (o alguien-otro).
Este juego entre los diferentes encuentros y la actitud no se si tendrá un orden, o si se da de forma diversa, pero intentaré explicar mi punto.
Un primer encuentro, tal vez más fácil según mi parecer de poder enfrentar (porque es casi inevitable que me encuentro de frente a la realidad), es el encuentro con el hábitat, el medio ambiente, porque la inteligencia (aplicada) seguro puede ayudarme a entender, comprender, y aplicar lo mejor para mi y para lo que me rodea (un ejemplo simple es que viendo la tierra, puedo aprender a cultivar, replantar, y también subsistir). Así, existirán diferentes tipos de medios, de diferente índole, y así también, unos más difíciles que otros de subsistir, aprender, dominar, y ser feliz.
Luego, otro encuentro, (búsqueda que algunos no logran hacer en toda la vida) será buscar la felicidad de uno mismo en todo lo que hago. Conocerse, implica también aprender a controlarse, buscar lo que me es bueno o malo, mis gustos y mis conquistas. Si alguien le gusta la literatura, pero estudia derecho, al parecer no se es fiel a uno mismo. Si él que le gusta tratar bien a los demás, los trata mal, significa que no se controla a sí mismo. Si el que dice que le gusta esto, pero le gusta lo contrario a esto también, significa que todavía no se comprende a si mismo, ni a terminado su búsqueda por el verdadero yo.
Otro encuentro (tal vez se hace aún más difícil, por la lejanía, pero puede ocurrir lo contrario) será buscar la felicidad de otros, el bien de otros, en todo lo que hago.
¿Por qué debo hacerlo? porque eso significa vivir en sociedad, que uno no vive solo sino con otros, y uno no busca el mi-bien, sino nuestro-bien. Por tanto, si me gusta vivir en sociedad, y me hace feliz vivir en sociedad (por que sino no lo haría) resulta un poco obvio, que me debe gustar, y así buscar, el bien del otro. Sino no resultaría lógico vivir y hacer sociedad, a menos que sea solo un constante aprovechamiento de todos nosotros, pero entonces ya no hablaríamos de “sociedad” (otra discusión).
Este es un terreno salvaje, complicado. Hay un otro-ser que no se lo que piensa, no se lo que quiere verdaderamente, pero ¿yo tengo que confiar en él, ella? yo tengo que actuar en mi vida pensando siempre en el bien de ellos, ellas (¿y no los conozco?, ¿Cómo?, ¿Por qué?).
Si consolidamos la victoria en esta tierra de nadie se logra un poder impresionante, porque ya no se actúa solo por uno, sino por todos. Buscar mi felicidad, haciendo el mayor bien que pueda hacer, para buscar el bien de los demás. Seguro no se trata de cantidad, sino de cualidad. Si uno cree que el mejor y mayor bien que puede hacer es siendo el mejor papá que pueda, y el mejor empresario, esta bien, la prudencia de juzgar está en uno, pero no se puede hacer trampas, porque ahí no se es fiel ni con uno ni con los demás.
Por último hay una última búsqueda que es más difícil que ninguna otra. Explicarse el otro, o lo otro que me crea. Preguntarse el donde vengo, que no es preguntarse por mí como se hacía antes, sino preguntarse por un (alguien o algo) otro que inicia todo. Sacar respuestas racionales sobre esto, es difícil pero hay que hacerlo.
Y luego por último está la fe. Este es el encuentro y la búsqueda más inhóspita. Creer firmemente, y así confirmar razonadamente, algo que no tengo seguridad no tiene mayor entrega, por eso "dichosos los que han creído sin haber visto”. Esto hace a la fe, en un cierto sentido, peligrosa. Así, hay que cuidarse si en lo que se cree no hay razón (razonabilidad) y prudencia, o no hay bondad. Así el que cree (sin saber) que hay un Dios que lo ha enviado a matar a 100 personas, será difícil pararlo. Lo mismo en otras cosas. Cuidarse de los falsos profetas, también es cuidarse de quien fi(d)arse, de quien creer (así cuando creemos tantas cosas de geografía le creemos al geógrafo y no al novelista). Si uno logra plenitud en esta búsqueda el poder del hombre no tiene ningún límite (por eso hay que ser cuidadoso sobretodo en la última búsqueda). Si se obtiene la mayor felicidad de uno, haciendo todo en vista del bien de los demás, en conformidad con todo lo que uno cree (así por ejemplo, si uno es cristiano, hará todo el bien por amor, y en imitación de Cristo, hijo de Dios); ese hombre es básicamente imparable.
Por lo mismo, no habrá (y aquí es porque yo soy católico que creo firmemente esto) hombre más bueno que el Santo (que hace todo el bien por los demás, viendo en ello el amor de Cristo, y es lo que le da mayor felicidad), y hombre más peligroso que el fanático (así quien cree que si mata a 3.0000 personas hace el mayor bien para todos, le da su mayor felicidad, y es conforme a un Dios, o a lo que cree).
Viajar por tierras salvajes, buscarlas y pretender triunfar y ser feliz en ello implica tomar una actitud de vida donde se tenga en vista las cosas por las que vale la pena sufrir, seguir, sacrificar, y tomar decisiones en el día a día (con la incertidumbre) de la vida.
La vida es el viaje más inhóspito, y así, el Alexander Supertramp que este dispuesto a andar debe estar preparado a enfrentar las tierras salvajes, y dar lo mejor para sacarle el provecho a cada una.
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